La microbiota intestinal es un conjunto de bacterias, arqueas protozoos, virus que viven en simbiosis con nosotros. Nosotros les damos el alimento y la energía que necesitan para vivir y reproducirse y ellas a cambio son las que nos permiten realizar multitud de funciones y estar sanos.
Tenemos microbiota en todo nuestro cuerpo, pues somos más bacterias que células y sin ellas no podríamos vivir.
La microbiota más densa es la microbiota intestinal y ésta está muy relacionada con la obesidad y con multitud de patologías.
En nuestra microbiota intestinal podemos tener bacterias “buenas” o bacterias “malas”, dependiendo de esto estaremos mejor o peor.
Las bacterias buenas se alimentan de frutas, verduras, proteínas de gran valor biológico, almidón resistente… y las bacterias malas de alimentos no tan buenos como azúcares, harinas refinadas, grasas hidrogenadas, edulcorantes, tabaco…
Si comes sano, tus bacterias buenas crecerán y se reproducirán, dejando morir a las malas. Pero con las malas ocurre igual.
Hay un tipo de bacterias llamadas firmicutes que están relacionadas con la predisposición de una persona a tener obesidad. Los bacteroidetes en cambio, predominan en las personas que tienen más predisposición a tener normopeso. Se han visto estudios con ratas, que al trasplantar una microbiota de ratón obeso a uno delgado, este último engordaba y viceversa.
Ahí podemos ver la importancia de reducir la inflamación y mejorar la microbiota para conseguir perder peso.
Cuanto peor es tu microbiota, mayor inflamación tendrás.
Esta inflamación impedirá la pérdida de peso y además hará que tengas mayor predisposición a tener cualquier patología autoinmune, digestiva, de la piel, hormonal, psicológica… Pues la microbiota es un órgano más y está conectado con todo el cuerpo.
Se ha visto un muy buen avance en todo este tipo de patologías, gracias a un cambio de hábitos y alimentación adecuada.
¡A comer sano, pues!