Claro que no. Si una dieta nos prohíbe una fruta: ¡corre, Forrest, corre!
Es más, no solo no existen frutas prohibidas para las dietas, si no que las frutas, por sus bajas calorías y su contenido en fibra y antioxidantes puede prevenir la obesidad.
Qué necesario es tratar este tema. Hay gente que todavía piensa que el azúcar de la fruta es igual que el de los dulces y que se plantea si tomar fruta por la noche y no un gin tonic.
No rotundo. Los dulces y la fruta tienen azúcar, pero es muy distinto. Mientras que el azúcar de mesa y el de los dulces es un azúcar libre que entra como un cohete en nuestra sangre y dispara nuestros niveles de glucosa, la fructosa – azúcar de la fruta- tiene compañía: vitaminas, minerales, agua y FIBRA.
Imaginemos un colador en nuestro intestino delgado, os presento a la fibra. Cuando comemos fruta, la fibra va a hacer de colador y va a permitir que la fructosa pase poco a poco a la sangre ¡como si tamizáramos harina!
Además, las diferencia de calorías que nos aporta un dulce frente a una fruta es un abismo:
Dudamos en comer un plátano en el desayuno por si engorda, pero no dudamos en tomar unos cereales con una silueta fit, o unas galletas con semillas. 100 g de plátano nos aportan 80 calorías y 100g de cereales 400.
Por no mencionar que los alimentos no son solo calorías, son nutrientes. La fruta es una magnífica fuente de vitamina C que favorece la absorción del hierro. Así que si hemos comido unas lentejas y después tomamos una pieza de fruta ¡eso que nos llevamos, igualitos que Popeye!
Negativo. En un zumo estamos perdiendo la mayor parte de la fibra de la fruta cuando nos dejamos la pulpa. Pero, aunque incorporemos la pulpa al zumo, no es lo mismo. Os lanzo una pregunta:
¿Os cuesta lo mismo beberos un zumo de 2 naranjas, que comeros 2 naranjas enteras?
Un zumo nos lo bebemos en un pis pas. Tomar piezas de fruta enteras favorece que nos sintamos saciados gracias a la masticación.
Así que, quiero hacer un llamamiento a los amantes de los zumos détox: nuestros riñones y nuestro hígado ya se encargan de esa misión. Mejor tomemos frutas enteras, porque la fibra es la mejor barrera detoxificante en nuestro intestino.
Absolutamente no. Y aprovecho para desmentir también el mito de que “hay que tomar la fruta antes de la comida para que engorde menos”. No engordan alimentos aislados. Lo que engorda es un estilo de vida y un patrón de alimentación malo y ese no está relacionado con una persona que consume frutas y verduras todos los días.
La fruta es muy saciante y es una opción estupenda como postre de la cena y como snack a la hora que queramos.
Tenemos que tomar COMO MÍNIMO 5 raciones al día de fruta y verdura. Que se lancen mensajes contradictorios como que “hay un máximo” de fruta que se puede tomar al día es peligroso en un país en el que solo el 38% de la población consume fruta a diario.
Cuando el consumo de fruta representa un problema es cuando desplaza otros alimentos de la dieta importantes. Esto pasa cuando hacemos la dieta de la piña, de la alcachofa. Las frutas y las verduras no son suficientes para asegurarnos una alimentación completa. Si un plátano va a sustituir una ensalada con semillas, aceite de oliva y un huevo duro, por ejemplo MAL. Pero si va a sustituir un helado, welcome.
La mayoría de las frutas son diuréticas por su elevado contenido en agua y en fibra. Pero bajar de peso no es lo mismo que adelgazar. Si estamos todo el día yendo al baño perdemos peso ¡Claro!
Lo importante no es contar calorías si no contar nutrientes y beneficios. Lo importante no es perder peso si no ganar calidad de vida con hábitos saludables. ¡Que los mitos no nos hagan perder el rumbo!